Lavar la moto para que luzca impecable
Publicado el 11/05/16
Tanto por estética como para garantizar el buen estado de sus componentes, es recomendable lavar la moto periódicamente. Si te apetece ponerte “manos a la obra” y dejar a tu inseparable compañera de aventuras como nueva, toma nota de estos sencillos consejos.
Lavar la moto con frecuencia no es sólo una cuestión de apariencia. Con nuestro vehículo bien limpio, y no nos referimos exclusivamente a la carrocería, garantizaremos que algunos de sus componentes se mantengan en buen estado, contribuyendo así a su óptimo funcionamiento y, por lo tanto, a evitar posibles averías. Pero, por el contrario, si no sabemos muy bien cómo llevar a cabo un lavado integral, lo más probable es que acabemos dañando algunas partes… Entonces, ¿qué es lo más recomendable para que nuestra compañera de aventuras luzca impecable?
La primera opción es obvia: delegar el lavado del vehículo a profesionales. Sí, es cierto que te tocará “rascarte” el bolsillo, pero en los lavaderos especializados disponen de todos los medios y materiales necesarios para que tu moto parezca como recién salida del concesionario. Sin duda, es la alternativa más razonable.
Pero, cuestiones económicas al margen, es probable que te apetezca aprovechar un día de descanso para dejar tu moto como nueva. Sobre todo en verano, que es cuando más se agradece el contacto con el agua. En cualquier caso, independientemente de la época del año, toma nota de los siguientes consejos si piensas poner en práctica lo de “manos a la obra” y darle un “chapuzón” a tu montura.
¿Dónde lavar la moto?
Lo primero que tienes que pensar es dónde vas a lavar la moto. Si no tienes experiencia en estas lides, has de saber que no puedes hacerlo en la vía pública. Aunque elijas una zona tranquila y sin apenas tráfico, lo más seguro es que te sancionen económicamente si te pillan “con las manos en la masa”. Así que ya sabes: quien evita la ocasión, evita el pecado…
Para lavar la moto por ti mismo te quedan dos opciones: acudir a un box de lavado a presión o utilizar un espacio privado –el patio de un chalé o vivienda, un garaje particular…–. En el caso de la primera opción, es más aconsejable para los automóviles, vehículos comerciales, etc., pero no para las motocicletas.
Sí, es cierto que el lavado a presión elimina mucha suciedad, pero si no sabes a qué distancia debes colocar la pistola o a qué partes apuntar, puede que acabes dañando la pintura o partes mecánicas y/o eléctricas. Como te explicaremos en los próximos pasos, al lavar una moto no todos sus componentes se han de tratar por igual. Así pues, olvídate del “manguerazo” fácil y a lo loco.
Te recomendamos la segunda alternativa –utilizar un espacio privado– y ser muy meticuloso en todo el proceso, empezando, lógicamente, por el “arsenal” de limpieza y mantenimiento del que deberás disponer.
Material necesario
Una vez elegido el lugar donde vas a lavar la moto, necesitarás una serie de productos y utensilios que te facilitarán su limpieza:
- Jabón o lavavajillas neutro. En el caso del primero, lo podrás adquirir en establecimientos especializados, donde también encontrarás aerosoles que limpian, protegen y dan brillo a la carrocería sin necesidad de agua.
- Desengrasante para la limpieza del motor. Como el jabón, en el mercado se comercializan productos específicos. Pero si no puedes adquirirlos, es posible reemplazarlos por un desengrasante de uso doméstico.
- Limpiacristales o multiusos para limpiar los grupos ópticos, intermitentes, espejos retrovisores, cúpula e instrumentación.
- Si tu moto tiene cromados, te vendrá bien un limpiador con pulimento.
- Cera abrillantadora para la carrocería.
- Vaselina o grasa para los contactos eléctricos y cables.
- Queroseno o gasoil y aceite para limpiar y engrasar la cadena.
- Un limpiador de metales “contact cleaner” para los discos de freno.
- Una esponja, una bayeta o trapos limpios, una gamuza o papel de cocina y un paño de microfibra. Este “kit” es necesario para enjabonar, enjuagar, secar y dar los últimos retoques sin provocar arañazos.
- Un cubo, una brocha y un cepillo de dientes usado.
- Varias bolsas de plástico, una goma elástica y cinta aislante.
- Y, finalmente, ropa cómoda y que ya no te pongas.
Pasos a seguir para lavar la moto
Una vez que tengas todo el material necesario, coloca la moto a la sombra y quítale el contacto. Y si acabas de rodar con ella o le ha dado el sol, espera a que se enfríe tanto el motor como la carrocería. Además, el calor no es bueno para los productos de limpieza ni para el desengrasante: los primeros pueden generar gases tóxicos y los segundos ver activada su capacidad corrosiva.
A continuación, protege el tubo de escape para que no le entre agua. Ahí te vendrá bien una bolsa de plástico y una goma elástica como remedio casero. Si quieres ser más “profesional”, puedes adquirir un tapón específico para sellar el silencioso. Y ya puestos, aprovecha para tapar las partes que funcionan con electricidad (instrumentación, grupos ópticos, intermitentes…) y los espejos retrovisores –estos últimos también puedes colocarlos hacia abajo–.
Una vez protegidas las partes más delicadas, empieza aplicando desengrasante al motor. Lo mejor es que lo dejes actuar unos cinco minutos. Pasado ese tiempo, utiliza una brocha para eliminar la suciedad y acaba de limpiarlo con agua sirviéndote de una manguera. Si no ha quedado reluciente, te tocará repetir la operación. Paciencia…
Después de limpiar el motor, continúa con el basculante y las zonas de difícil acceso. Para ello, sírvete del desengrasante –rebajado con un poco de agua para evitar dañar alguna superficie– y, como has hecho con el motor, deja que el “quitagrasas” actúe antes de utilizar la brocha. El desengrasante también te vendrá bien para las llantas. Pero, antes, emplea el “contact cleaner” en los discos de freno.
Y, seguidamente, concéntrate en la limpieza de la cadena, utilizando para ello queroseno o gasoil y un cepillo de dientes. Es algo laborioso, pero poco a poco irás viendo el resultado.
Finalizada esta parte llega la más agradecida, sobre todo en verano. A cierta distancia, y procurando que el agua no caiga en las partes eléctricas, un “manguerazo” te ayudará a quitar el polvo o residuos de producto y a ablandar los insectos que puedan haber quedado adheridos a la carrocería.
Tras enjuagar la moto, en un cubo con agua templada –nunca caliente, pues acelera la corrosión de las partes metálicas– vierte un poco de jabón o lavavajillas neutro y frota la carrocería con una esponja suavemente. Si el agua se ensucia, cámbiala cuantas veces sea necesario. Y cuando hayas acabado, quita los restos de jabón con la manguera para evitar que queden manchas.
Y una vez limpia la moto, tocará secarla. Primero pásale una bayeta o un trapo limpio. Y a continuación, con una gamuza o papel de cocina conseguirás que quede totalmente seca.
Últimos retoques
Tu moto luce impecable. Pero todavía faltan algunos detalles para que parezca nueva. No olvides limpiar grupos ópticos, intermitentes, espejos retrovisores, cúpula e instrumentación. Primero utiliza una bayeta húmeda y bien escurrida. Y cuando las superficies hayan secado, emplea el limpiacristales o un multiusos y pasa un paño de microfibra de forma suave para evitar algún arañazo, sobre todo en la cúpula, una de las partes más delicadas de la moto.
Luego, puedes aplicarle cera a la carrocería para que deslumbre. Y si es una flamante custom con cromados, debes aplicar el limpiador con pulimento. Para “redondear” la jugada, una opción muy interesante es administrar lubricante de silicona en las partes mecánicas y los manguitos, pero nunca en los discos de freno ni en los neumáticos si no quieres ver comprometida tu seguridad.
Y entre los últimos retoques también has de tener en cuenta engrasar tanto las manetas y los cables como la cadena. En el caso de esta última, protege el basculante y las llantas con papel para evitar que se ensucien por las salpicaduras del aceite.
Para finalizar, ya que estás en plan “manitas”, aprovecha para comprobar el nivel del aceite y la presión de los neumáticos. Y una vez limpia y revisada la moto, date una vuelta con ella para que la cadena acabe de engrasarse. Además, el aire le vendrá bien a la moto para asegurar el secado de todos sus componentes.
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