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Conducir con lluvia  


Publicado el 07/10/15

Las palabras clave para conducir una moto con lluvia son tres: control, suavidad y distancia. La primera se refiere a mantener la calma en todo momento, por cambiantes que sean las condiciones de la vía. La segunda, tiene que ver con una exquisita finura en el manejo de acelerador y freno. La última, nos recomienda aumentar la distancia de seguridad que mantenemos normalmente con los demás conductores.

conducir con lluvia

Estos son algunos consejos prácticos para salir airosos con nuestra moto en un día de lluvia:

Velocidad. En carreteras mojadas debemos cambiar el chip y movernos a ritmos más lentos de los habituales. Disminuir la velocidad nos permitirá adecuar nuestra capacidad de conducción a una carretera peligrosa. El objetivo es conseguir la misma seguridad que tenemos sobre suelo seco. 

Inevitable. Hay conductores que evitan coger la moto cuando llueve. Error. Ya sea en un trayecto corto en ciudad o en uno interurbano, la lluvia nos va a pillar tarde o temprano. Debemos estar preparados para un asfalto que, cuando llueve, ofrece menos del 50% del rozamiento habitual y resulta mucho más resbaladizo. Con la lluvia, el agarre de los neumáticos es muy precario y al mínimo despiste con acelerador o freno podemos tener un susto. El asfalto se convierte en una pista de patinaje durante esos primeros minutos.

Medir la frenada. No es lo mismo accionar de forma progresiva la maneta del freno delantero que apretarla bruscamente contra el manillar. Es la diferencia entre frenar bien o pasarse. El primer toque del freno es vital. Debe dar tiempo a que se produzca la transferencia de pesos hacia la rueda delantera. Así, ésta podrá ejercer más presión sobre el asfalto y comenzar a detenerse. Es conveniente también aplicar algo más de freno trasero que en condiciones de seco.

Conducción. La clave con asfalto mojado es contar con un mayor margen para todo. Las trazadas han de ser más abiertas y suaves, evitando inclinar la moto de forma acusada para no perder grip. En ciudad, mucha anticipación frente a los movimientos de los demás conductores. Darles siempre el margen de tiempo suficiente para reaccionar ante cualquier giro o cambio de nuestra dirección. Mucho cuidado igualmente con pisar líneas blancas, pasos de cebra, alcantarillas o cualquier placa metálica sobre el asfalto, elementos que se convierten siempre en auténticas trampas. 

Aquaplaning. Se produce cuando los surcos del neumático no son capaces de evacuar el agua que hay en el asfalto. En ese momento, la rueda pierde tracción y nosotros ya no mandamos sobre la dirección. Las posibilidades de sufrir este fenómeno aumentan con la velocidad, por eso es bueno frenar si nos resulta inevitable pasar por un charco grande. Pero si hemos perdido el contacto con el piso y notamos la sensación de flotación, nunca frenemos, pues perderemos todo  el control. Debemos mantener la calma y dejar que la moto circule lo más equilibrada posible. Es falso que bajar la presión de las ruedas sea bueno para suelos mojados. Más anchura con igual peso equivale a menor presión sobre el asfalto. 

Ver y ser visto. La visibilidad se ve muy afectada por la lluvia. Por eso, es importante verificar el estado de las luces antes de iniciar la jornada y limpiar el faro delantero y la luz trasera en intervalos no muy largos. La ropa también debe ayudar a que nos vean. Las inserciones de material reflectante se hacen imprescindibles al menos en la chaqueta. Ésta será de gore-tex o algún material similar que sea impermeable, permita la transpiración y nos mantenga calientes. 

Equipamiento. Debemos prestar especial atención a guantes y botas, pues son quizá la parte más importante de nuestro atuendo en días de lluvia. Para las botas, es bueno hacer unas cuantaspruebas y escoger aquellas que nos den mejor protección con una adecuada sensibilidad. En cuanto al casco, no hay dudas: el integral. Para evitar la formación de vaho podemos incorporar en la visera un pinlock, accesorio barato y muy efectivo que muchos cascos traen ya de serie.

 

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