Publicado el 09/09/15
Si tienes previsto adquirir próximamente una moto de agua, te ofrecemos una serie de consejos y recomendaciones para que aciertes plenamente en tu compra. Valora inicialmente tu nivel de pilotaje (novel, medio o avanzado), el tipo de conducción que realizas (si vas a ritmo tranquilo, rápido o de competición) y el número de plazas y capacidad de carga que requieres. ¿Qúe moto de agua comprar?. A continuación varias recomendaciones.
Contempla igualmente el uso (turístico, travesía-aventura o deportivo) y la asiduidad (ocasional o frecuente) que vas a dar a tu embarcación. También piensa en el lugar donde la piensas utilizar: no es lo mismo surcar las aguas tranquilas de un lago o un pantano, exentas de oleaje y de grandes corrientes, que mecerse en las más inquietas y batidas del mar.
Monoplaza y multiplaza
Para iniciarse en el mundo de las motos náuticas, lo aconsejable es dar el primer paso con embarcaciones que no sean muy potentes. Cuando atesores experiencia ya tendrás ocasión de optar por más caballos de fuerza.
En el mercado existen actualmente dos tipos de motos acuáticas: las monoplazas, conocidas también como Jet Ski, y las multiplaza o Runabout. Las primeras, de dimensiones compactas (poco más de dos metros de largo), entusiasman por su manejabilidad y prestaciones.
Las mejores, con un peso inferior a 150 kilos y potencias cercanas a 200 CV, son “misiles” por su aceleración y velocidad. A cambio, requieren un cierto nivel de pilotaje. Estas máquinas se controlan con el cuerpo erguido, por lo que hacer largas travesías con ellas provoca un mayor cansancio físico. Normalmente, equipan motores bicilíndricos de dos tiempos con carburación que ofrecen unas magníficas prestaciones.
Por su parte, las Runabout son más grandes que las Jet Ski, superando los tres metros de longitud, y su puesto de conducción se asemeja al de una moto convencional. Disponibles con hasta cuatro plazas, destacan por su polivalencia de uso, así como por su capacidad de carga (cuentan con distintos compartimentos para llevar, por ejemplo, gafas de buceo, toallas…) y de remolque.
A cambio, resultan menos manejables en el agua que una Jet Ski por dimensiones y peso (las más livianas están en 200 kilos, siendo lo normal que superen los 300 kilos). Y si bien no son tan “explosivas” en sus reacciones como las monoplazas, se comportan fantásticamente gracias a sus potentes motores de cuatro tiempos y otros tantos cilindros con culata multiválvula.
En dicho apartado, se pueden elegir mecánicas atmosféricas y sobrealimentadas con “intercooler” de hasta 300 CV. Los últimos modelos equipan inyección, lubricación por cárter seco y hasta distintos modos de funcionamiento del propulsor para adaptarse a la forma de conducción de cada usuario y reducir el consumo de carburante.
Nueva o usada
Si finalmente te decides a adquirir una moto acuática nueva, ten en cuenta que el precio orientativo de una Jet Ski se sitúa en torno a los 8.000 euros, mientras que el coste de una Runabout básica ronda los 10.000 euros. Dependiendo del modelo y motorización, la cifra puede subir a más del doble.
Internet te será muy útil para contactar con los distribuidores y comparar precios antes de tomar una decisión. En cuanto a la marca, elije la que más confianza te dé y valora la cercanía de un servicio oficial, así como los gastos de mantenimiento y revisiones. Considera también el del seguro de responsabilidad civil. AMV dispone de una fantástica oferta de pólizas al mejor precio.
Este tipo de embarcaciones tiene una alta depreciación, contando con un nutrido mercado de segunda mano en el que pueden encontrarse excelentes oportunidades. La mejor época para buscarlas es a final de la temporada veraniega y en invierno. En tiendas especializadas cuestan más que si acudes a un particular, si bien gozan de una mayor garantía. Contactar con particulares es una opción recomendable siempre que tengamos conocimientos mecánicos o contemos con el asesoramiento de un entendido en la materia.
Nunca olvides solicitar el historial de revisiones y reparaciones. Además, suscribe siempre un contrato de compraventa oficial por si tuvieras que reclamar. En él, no olvides especificar la embarcación de la que se trata, así como sus accesorios. Para quedarte más tranquilo, si bien te implicará un gasto extra, acude a profesionales con el objetivo de obtener un informe pericial sobre el estado de la moto acuática en el momento de la adquisición.
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