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Consejos para la fatiga en la conducción  


Publicado el 22/08/20

¿Sabías que la fatiga al volante es la causante de entre el 20% y el 30% de los accidentes de circulación? Gracias a este artículo te ayudamos a conocer sus principales efectos y te brindamos unos valiosos consejos para combatirla. ¡Viaja seguro!

Fatiga al volante

Son muchos los factores de riesgo que pueden dar lugar a un accidente de tráfico. Y en un gran porcentaje, el componente humano es el causante. Desde circular a una velocidad excesiva o inadecuada hasta manipular el teléfono móvil o el navegador, pasando por fumar en el vehículo o interactuar en exceso con los ocupantes, de nuestra forma de conducir dependerá que circulemos con mayor o menor seguridad. Y entre esos factores de riesgo se encuentra la fatiga, que, según recuerdan desde la Dirección General de Tráfico (DGT), es la causante de entre el 20% y el 30% de los accidentes de circulación.

El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la fatiga como “cansancio o hastío” y “molestia ocasionada por un esfuerzo más o menos prolongado o por otras causas, y que en ocasiones produce alteraciones físicas”. En el ámbito de la seguridad vial podríamos referirnos a una combinación de ambas definiciones, puesto que, claramente, la fatiga es fruto de la conducción sin descanso durante mucho tiempo, un hábito que provoca cansancio y una disminución de nuestras capacidades hasta llegar a límites muy peligrosos.

Factores relacionados con la fatiga al volante

Sin duda, el principal factor relacionado con la fatiga es el humano. Conducir durante largos periodos o no descansar de forma adecuada nos acabará pasando factura. Es lo primero que debemos tener en cuenta. Pero relacionados con la fatiga, apuntan desde la DGT, existen factores que conviene conocer para prevenir sus efectos o mitigar sus consecuencias.

Factor humano:

·       Si las actividades realizadas durante el día nos han provocado cansancio, conduciremos fatigados al volver a casa o al emprender un viaje.

·       Una jornada agotadora o no haber dormido lo suficiente nos causará somnolencia, estrechamente relacionada con la fatiga al volante.

·       Siempre se ha dicho que las prisas son malas consejeras. Aplicado a la conducción, una velocidad excesiva para intentar llegar antes al destino se traducirá en una mayor necesidad de concentración que podría alterar nuestro estado psicofísico.

·       El alcohol, las comidas copiosas, un resfriado o el estrés también están relacionados con la fatiga y pueden condicionar nuestro estado. En cuanto al primero, ojito con él: además de ser un enemigo declarado de la conducción, superar la tasa establecida en un control de alcoholemia puede acarrearnos la pérdida de puntos, una sanción económica y hasta una pena de prisión.

·       Conducir en horas distintas a las habituales es otro factor a considerar, ya que nos exigirá un mayor esfuerzo.

·       Y no encontrarnos a gusto frente al volante dará lugar a una incomodidad que hará más difícil la conducción, causándonos fatiga.

La vía y el entorno:

·       Circular en situaciones de densidad de tráfico o en vías no conocidas requiere aumentar la concentración, un factor que puede potenciar la fatiga al volante.

·       Los firmes irregulares dan lugar a una conducción más incómoda, difícil y cansada que, a su vez, provoca fatiga.

·       Y una conducción con niebla, lluvia, nieve o en fases del día que pueden dificultarnos la visibilidad –especialmente, al amanecer y al atardecer– también nos obligará a incrementar nuestra concentración.

Vehículo:

·       Una mala ventilación y una temperatura inadecuada harán incómoda la conducción.

·       Como hemos visto antes, conducir en horas distintas a las habituales puede alterarnos. Al respecto, si al circular de noche nuestro vehículo presenta una iluminación deficiente, tendremos que concentrarnos más y ello aumentará nuestra fatiga.

·       Y relacionado con este último punto, un vehículo en mal estado que genere un ruido excesivo nos estresará.

¿Cómo nos afecta la fatiga al volante?

Una vez expuestos los factores que pueden aumentar la fatiga, reconocer los síntomas que la provocan te ayudará a prevenirla y, por lo tanto, a reducir la probabilidad de sufrir un accidente de tráfico. Si no sabes cómo nos afecta la fatiga, ¡toma nota!

·       La fatiga al volante altera nuestra visión y eso es sumamente peligroso. Como explicamos en el post “Asistencia a la conducción de tu coche: imprescindibles”, el sector de la automoción ha desarrollado detectores de fatiga al volante que, analizando datos como el parpadeo, son capaces de estudiar nuestro comportamiento al volante, alertarnos mediante señales acústicas y luminosas si consideran que el mismo es anormal y, en último extremo, detener el coche. Si tu visión se hace borrosa o se te empiezan a cerrar los párpados, cuidado.

·       Asimismo, la fatiga puede modificar nuestras percepciones auditivas.

·       Y también provocar pesadez, migrañas, dolores de nuca y espalda o sensaciones anormales en brazos y piernas. Todas esas incomodidades se traducen en posturas de conducción inadecuadas o en continuos movimientos para intentar sentirnos mejor. Ambos supuestos son peligrosos.

·       Ya que nos hemos referido a los movimientos, con la fatiga al volante suelen ser más lentos. Y a los cambios de postura se suman bostezos, estiramientos o acciones como rascarse el cuello, una oreja o la cabeza.

·       Con la fatiga, al igual que sucede con la ingesta de alcohol, se asumen más riesgos en la conducción.

·       Y entre sus efectos también se encuentran el aburrimiento, la ansiedad y la irritabilidad.

·       Finalmente, la fatiga propiciará que no tengamos una percepción real de lo que sucede a nuestro alrededor, provocando que nuestras decisiones no sean acertadas y que reaccionemos más tarde ante una situación de peligro.

Consejos para combatir la fatiga al volante

Por todo lo expuesto, queda claro que la fatiga al volante es un factor de riesgo de primer orden que puede llegar a ser crónico. De ser así, observan desde la DGT, repercutirá en la salud y en la calidad de vida del conductor, que sufrirá una notable pérdida de rendimiento en el trabajo y al volante. Y para hacer frente a la fatiga, los expertos recomiendan poner en práctica los siguientes consejos:

·       Antes de ponerse en marcha es necesario haber descansado lo suficiente (es aconsejable dormir entre 7 y 8 horas). Y no se debe emprender un viaje inmediatamente después de finalizar una jornada laboral.

·       Ventilar el interior del coche y una óptima regulación del aire acondicionado o de la calefacción ayudarán a que nuestros desplazamientos sean más seguros.

·       En los viajes de largo recorrido se ha de parar cada dos horas o cada 150/200 kilómetros. Se estima que más de la mitad de los conductores no lo hacen.

·       Las paradas tienen que aprovecharse para realizar estiramientos, hidratarse, refrescarse y, si fuese necesario, dormir un rato. Es preferible llegar más tarde al destino que sufrir un accidente por cansancio.

·       En el caso de reponer fuerzas, se desaconseja la ingesta de alcohol y de comidas copiosas, ya que provocan somnolencia. Por el contrario, un café nos ayudará a combatir esta última y a aumentar nuestro tiempo de reacción.

·       Si observan algún síntoma de fatiga al volante en el conductor, los ocupantes del vehículo deben alertarle e indicarle que es necesario realizar una parada. En el caso de viajar de noche, es recomendable hablar con él de vez en cuando (pero de tal forma que la conversación no le distraiga) y observar su comportamiento.

·       En los viajes de largo recorrido ha de considerarse la figura del conductor alternativo. Si aparecen síntomas de fatiga, que otra persona se ponga al volante del vehículo es una acertada decisión.

·       En verano es imprescindible utilizar gafas de sol para reducir la fatiga ocular.

Esperamos que a través del presente artículo te hayamos ayudado a conocer la fatiga al volante, los factores relacionados con ella, los síntomas que nos alertan de su aparición y los efectos que tiene en los conductores. Ya lo sabes: con la fatiga, ¡no te la juegues!