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Malos hábitos al volante: ¿cuáles nos molestan? (I)  


Publicado el 20/03/19

Todos los días nos cruzamos con algún conductor que nos molesta. Repasamos 10 de los malos hábitos al volante que pueden hacernos perder los nervios, desde no utilizar adecuadamente los carriles de la calzada hasta circular a paso de tortuga.

Hábitos al volante

Está claro: al volante, todos nos creemos los mejores conductores del mundo. Sin embargo, no somos perfectos. Es más: sin darnos cuenta o, lo que es peor, de manera consciente, ponemos en práctica una serie de malos hábitos que molestan al resto de usuarios de la vía.

Y al revés: ¿quién no ha acabado de los nervios al circular detrás de un vehículo que va “pisando huevos”? ¿O cuando el listillo de turno ha querido apartarnos de nuestro carril a toda velocidad y dando “ráfagas” con las luces largas de su coche? ¿O en esos atascos ocasionados porque los curiosos ralentizan su marcha para ver las consecuencias de un accidente de tráfico?

Si bien son muchas las malas costumbres de otros conductores que pueden sacarnos de nuestras casillas, en el presente post vamos a centrarnos en las que suelen presentarse en carretera. Hábitos que, además de molestar al resto de usuarios de la vía, pueden ser objeto de sanción. ¡No lo olvides!

1. Utilización inadecuada de los carriles

Es el pan nuestro de cada día. En vías con más de dos carriles por sentido, hay quien se obstina en circular por el del centro. Y en vistas de que no se aparta, otros vehículos que circulan más rápido acaban adelantándolo por la derecha. ¡Pues muy mal!

El Reglamento General de Circulación nos recuerda que, por lo general, debemos circular por el carril situado más a nuestra derecha. Y que utilizaremos el de nuestra izquierda (por ejemplo, el central) para efectuar un adelantamiento. Además, no se puede adelantar por la derecha. Ojo: si los agentes de la autoridad consideran que estamos haciendo un uso indebido de los carriles, nos pueden multar.

2. Zigzaguear: una actitud temeraria y peligrosa

Por cierto: adelantar por la derecha es muy peligroso. Y si además quien lo hace decide emular a los pilotos de competición, saltarse a la torera el uso correcto de los carriles y sobrepasar a los demás vehículos haciendo “eses”, la cosa pasa a ser una temeridad. Si nos adelantan así, nos llevaremos un buen susto, claro. Y lo más normal es que reaccionemos lanzando todo tipo de improperios.

Como hemos visto en los artículos dedicados a la conducción urbana en moto, zigzaguear entre vehículos es una de las principales causas de accidente de tráfico en el colectivo de los motoristas. A mayor velocidad y con un volante entre las manos, las consecuencias pueden ser más negativas aún.

3. ¿Por qué circula ese coche tan lento?

Seguro que te has hecho esta pregunta en alguna ocasión al colocarte detrás de un automóvil que circula a paso de tortuga. ¿Tendrá algún problema? ¿Su conductor será una persona muy prudente? ¿O estará hablando por el teléfono móvil? Lo cierto es que el tiempo se eterniza, ese coche continúa “pisando huevos” sin motivo lógico aparente y tú empiezas a desesperarte.

Pues bien, este es otro de esos malos hábitos sancionable. Si no existe una causa que lo justifique y circulamos por debajo de los límites mínimos establecidos, seremos sancionados. Según el Reglamento General de Circulación, sólo podremos circular a una velocidad moderada en determinados supuestos (por ejemplo, en casos de niebla densa, lluvia intensa, nevada o nubes de polvo o humo).

4. ¿Dónde te crees que vas, Fittipaldi?

Y, naturalmente, tan malo como circular a una velocidad anormalmente reducida lo es superar los límites genéricos. Y cuando alguien adelanta “a toda leche”, todavía hay quien se dirige a él con esta expresión: “¿Dónde te crees que vas, Fittipaldi?”. La misma se popularizó en los años setenta del siglo pasado, cuando el brasileño Emerson Fittipaldi se convirtió en un personaje popular tras proclamarse bicampeón del mundo de Fórmula 1.

Pues cuidado con pisar el acelerador más de lo debido, ya que superar los límites de velocidad se considera una infracción grave o muy grave que conlleva la pérdida de entre dos y seis puntos del carnet de conducir y una multa económica. Y no sólo eso: tal y como señala el Código Penal, también llega a castigarse con pena de prisión.

5. Uso correcto de los grupos ópticos

Como hemos comentado anteriormente, hay quienes pretenden abrirse paso en el carril izquierdo a base de utilizar las luces largas. Sin duda, se trata de un uso indebido de los grupos ópticos que puede generar estrés en otros conductores y hasta situaciones de peligro.

Y también están los que se olvidan de pasar de luces largas a cortas, cuando las primeras ya no son necesarias, o de regular los grupos ópticos frontales al circular a plena carga, por no hablar de quienes se exceden con las luces antiniebla... Conviene tenerlo en cuenta para evitar deslumbramientos.

6. Faro fundido: no es una moto, es un coche

Hace años era obligatorio llevar en el coche un juego de luces de repuesto. En la actualidad, ya no lo es. Pero por motivos de seguridad, una luz fundida debe reemplazarse cuanto antes para no ser sancionados. Y ya puestos, también para no desconcertar a otros conductores. Si circulamos con un solo faro, habrá quien piense, al vernos por el espejo retrovisor, que conducimos una moto en lugar de un automóvil.

7. No utilizar el intermitente o dejarlo encendido

¿Quién no ha frenado alguna vez de forma brusca porque el conductor que le precedía no ha accionado el intermitente? Hay conductores que no utilizan los intermitentes porque se les olvida, otros pasan olímpicamente y van a lo suyo, los hay que tienen miedo a que se fundan de tanto usarlos…

Y frente a estos hábitos nos encontramos a los despistados que sí utilizan los intermitentes pero se les olvida apagarlos durante varios kilómetros, desconcertando así a los usuarios de la vía. En ambos supuestos, un agente de la autoridad puede multarnos.

8. ¿Habrá un radar debajo de ese panel luminoso?

Ya que nos hemos referido a los excesos de velocidad y a los frenazos, no son pocos los conductores que frenan repentinamente antes de pasar por debajo de un panel luminoso o al ver que hay un coche “sospechoso” en el arcén. Por si hubiese algún radar, y para evitar una multa, lo primero que se les ocurre es pisar el pedal del freno. Una reacción que podría provocar un accidente por alcance.

9. ¿El accidente ha sido grave o no ha pasado nada?

No es hora punta y la vía parece estar despejada. ¡Bien! Llegaremos a la hora prevista a nuestro destino. Pero a los pocos minutos nos vemos inmersos en un atasco. ¿Qué ha sucedido? Pues simple y llanamente que ha habido un accidente y que los demás conductores ralentizan su marcha para ver cuáles han sido las consecuencias.

En muchas ocasiones, por fortuna, se trata de golpes de chapa. Si es así, lo mejor es dejar que los implicados rellenen su parte amistoso de accidente y continuar la marcha para propiciar una circulación lo más fluida posible.

10. ¿Para qué esperar? Mejor me cuelo

Y no podemos olvidarnos de uno de los “depredadores” del tráfico: el oportunista. Mientras los demás esperamos pacientemente nuestro turno para tomar una salida o incorporarnos a una vía, de repente aparece de la nada un coche que se cuela y se coloca delante de nosotros. Una muestra de mala educación que nos obligará a frenar y a respirar profundamente para tranquilizarnos y no perder los papeles.