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¿Qué tipo de aceite de moto necesito?  


Publicado el 03/03/16

Llegado el momento de cambiar el lubricante de una motocicleta o un scooter, debe tenerse en cuenta tanto la base con la que se ha desarrollado el aceite de moto como su grado de viscosidad. Nos ocupamos de ello y os ofrecemos una serie de consejos para que el “corazón” de vuestra compañera de aventuras goce de buena salud.

aceite de moto (iStock)

Sin duda, todo motorista que desee que su moto se mantenga siempre en perfecto estado, ha de prestar especial cuidado a su conservación. Y en lo relativo a la puesta a punto, encontraréis valiosos consejos en Territorio AMV, si bien en esta ocasión nos vamos a ocupar de un elemento esencial para prolongar la vida útil de nuestro vehículo: el aceite de moto.

Como se suele decir, no se trata de una cuestión baladí, ya que el lubricante juega un papel esencial en la salud del “corazón” de una motocicleta. Una vez que el motor se pone en marcha, el aceite se encarga de lubricar sus principales componentes, evitando así que se desgasten por fricción, y también contribuye a descargar el calor que producen tanto el propio propulsor como el embrague.

 

Tipos de aceite de moto

En el mercado encontraréis tres tipos de aceite de moto: mineral, sintético y semisintético. Y también se comercializan lubricantes para competición, pero, como indica su denominación, no son recomendables para motocicletas de serie, ya que han sido diseñados para cumplir su función en condiciones extremas y en espacios de tiempo más reducidos que los aceites destinados a los modelos de calle.

En el caso del lubricante mineral, está formado por una base que se obtiene directamente de la destilación del petróleo y a la que se añaden una serie de aditivos que le confieren unas propiedades que mejoran sus prestaciones.

En cuanto al aceite de moto sintético, se elabora a partir de un tratamiento fisicoquímico que posibilita crear una base de mayor calidad y prestaciones. En principio, este tipo de lubricante es el mejor del mercado, ya que está especialmente concebido para responder a las exigencias de los motores más modernos y también para hacer frente a temperaturas extremas. Por lo tanto, si disponéis de una moto nueva o con pocos años, el aceite sintético es el más recomendable siempre y cuando realicéis bastantes kilómetros al año.

Si no es así, una opción interesante es decantarse por un lubricante semisintético, obtenido a partir de una mezcla de una base mineral y otra sintética. Su ventaja radica en que conserva ciertas características de los aceites sintéticos pero, llegado el momento de “rascarse” el bolsillo, suele ser más económico.

 

Grado de viscosidad

Por lo general, será en un concesionario oficial o taller de confianza donde os dirán qué tipo de aceite de moto es el más apropiado. Normalmente, cada fabricante tiene un acuerdo con una firma petrolera y recomienda el aceite de moto de una marca determinada y con un grado de viscosidad específico.

En relación a este último, su índice más habitual es el que señala la Society of Automotive Engineers (SAE) y se refleja en los envases de los lubricantes de tipo multigrado –los más comunes– a través de números. Los primeros, acompañados de la letra W (Winter: invierno en inglés), representan la viscosidad a temperaturas bajas. Dicho con mayor claridad: cuanto más bajo sea el número representado junto a la W, más líquido será el aceite en esas condiciones.

Y por lo que respecta al segundo número –el que figura después de la letra W–, representa el grado de viscosidad a temperaturas elevadas. En este caso, cuanto más alto sea el número, más denso se mantendrá el lubricante en caliente.

En ambos supuestos, utilizar la viscosidad adecuada aumenta el rendimiento del motor, reduce el desgaste de sus componentes y también contribuye a que el consumo de combustible sea menor. Por ello, llegado el momento de cambiar el aceite de moto, es muy importante que indiquéis al profesional qué tipo de uso vais a hacer de la moto y si el mismo se llevará a cabo en una zona fría o cálida.

Al margen del índice SAE, también podéis encontraros con envases de lubricante cuyo grado de viscosidad haya sido estandarizado por el American Petroleum Institute (API) o por la Japanese Automobile Standards Organization (JASO). El primero clasifica los aceites para motores de gasolina con la S, a la que añade otra letra sirviéndose del orden alfabético, de tal forma que un lubricante SA es el más básico. Para una motocicleta moderna, lo apropiado es adquirir un aceite de moto a partir de la calificación SH.

Y si optáis por uno con clasificación JASO, los mejores lubricantes son los denominados FC y MB para propulsores de dos y cuatro tiempos, respectivamente –cuanto más baja sea la segunda letra, utilizando de nuevo el orden alfabético, el lubricante será de menor calidad–.

 

Consejos prácticos


1.     Con el aceite de moto, no os la juguéis. Verificad su nivel y estado periódicamente.

 

2.     Para realizar dicha operación, es preciso que la moto se encuentre en posición vertical. Se recomienda poner en funcionamiento el motor y dejarlo al ralentí durante dos o tres minutos para que el aceite se extienda por todo el circuito de lubricación interna. Pasado ese tiempo, esperad de nuevo unos minutos y comprobad el nivel del aceite utilizando la varilla o a través del “ojo de buey” que se encuentra en la parte inferior del cárter.

 

3.     Si el nivel está bajo, reponed lubricante aunque no sea del mismo grado de viscosidad. No es lo más aconsejable, pero evitaréis males mayores y os servirá como solución de urgencia hasta que llevéis la moto al servicio de posventa o a un taller especializado.

 

4.     Al reponer el aceite de moto, aseguraos de no superar el nivel máximo, puesto que podría provocar una presión excesiva, dañando el circuito de lubricación y aumentando el consumo de combustible.

 

5.     Sobre cuándo se debe cambiar el aceite de moto, lo más recomendable es que sigáis los consejos de un profesional. A modo de orientación, si el de vuestra moto sirve para lubricar tanto el motor como la transmisión y el embrague, no demoréis su sustitución más allá de los 2.000 kilómetros. Y si sólo lubrica el propulsor, quizás podáis planificar intervalos de 5.000 kilómetros. En cualquier caso, seguid las indicaciones de un mecánico de confianza y no apuréis los cambios de aceite. Si pueden realizarse antes del kilometraje recomendado por el servicio de posventa o el taller, mejor.

 

6.     Generalmente, se deberá cambiar el filtro del aceite la primera vez que se sustituya el lubricante de un motor nuevo. Y posteriormente, una de cada dos veces que se realice el cambio de aceite. Su reemplazo es importante, ya que si está obstruido puede reducir el flujo del lubricante y provocar una avería en el propulsor.

 

7.     En caso de que seáis unos “manitas” y os guste la mecánica, no realicéis un cambio de aceite en la vía pública. Y una vez finalizada la operación, llevad tanto el lubricante como el filtro, si también lo habéis sustituido, a un punto limpio o al taller más cercano para que sean tratados por un gestor de residuos autorizado.

 

 

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