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Motocicletas de Trial  


Publicado el 08/08/18

El trial lleva practicándose desde principios del siglo XX. Pero, ¿conoces bien esta especialidad? ¿Sabes cómo deben ser las motos de trial para que los pilotos puedan superar los obstáculos con garantías y seguridad? Te lo explicamos. ¡Sigue leyendo!

Motos trial

Tradicionalmente, la velocidad ha sido la disciplina del motociclismo deportivo que más titulares e informaciones ha acaparado en los medios de comunicación españoles. Algo, por otra parte, que no debe extrañar, ya que nuestros pilotos han brillado a lo largo y ancho del planeta desde finales de la década de los años 60 del siglo pasado. Unas actuaciones, por cierto, que se han traducido en nada menos que 48 títulos mundiales entre las diferentes categorías.

La velocidad, pues, se ha convertido en un “circo” mediático, en una especialidad que atrae a miles de aficionados que abarrotan las gradas de los circuitos o siguen las carreras a través del televisor o de sus dispositivos móviles. Sin embargo, a pesar de lo que muchos puedan creer, no es la que atesora el palmarés más envidiable. Puestos a alardear, el trial español presume de unas cifras impresionantes.

Hasta la fecha, nuestros “trialeros” han logrado 21 títulos mundiales de trial al aire libre y otros 20 de trial “indoor” o bajo techo. Nada menos que 41 entorchados individuales a los que se han de sumar los 31 por equipos conquistados en el Trial de las Naciones –de ellos, siete corresponden a la formación femenina–. Unas cifras extraordinarias que confirman el gran nivel de los pilotos y fabricantes de nuestro país.

Pero, ¿cómo son las motos de trial? ¿Cuáles son sus principales características? ¿Pueden conducirse por las vías públicas o su pilotaje está reservado a los recintos deportivos? Y no menos importante, ¿deben estar aseguradas? Si no estás familiarizado con ellas y deseas conocer un poco más de una especialidad cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XX, sigue leyendo y ¡toma nota!

El trial: una disciplina para auténticos equilibristas

Efectivamente, el trial no es nada nuevo y comenzó a popularizarse gracias a pruebas como The Scottish Six Days Trial, competición que tiene lugar en Escocia desde 1909. Por lo tanto, hablamos de una especialidad con solera que, básicamente, sigue consistiendo en lo mismo: superar obstáculos con una bicicleta o una moto en una zona señalizada –en el primero de los casos se denomina “bike trial”–. Un objetivo que requiere mucha pericia y equilibrio, puesto que ha de lograrse sin tocar el suelo con el cuerpo ni caerse. De lo contrario, el piloto es penalizado con una puntuación negativa.

Durante décadas, el trial se practicó al aire libre –de ahí que una de sus especialidades sea conocida como trial “outdoor”– y, al igual que hoy, los participantes debían mostrar su destreza en tramos de suma dificultad que transcurrían por barrancos o arroyos y en los que era preciso sortear piedras o troncos de árboles. Pero a finales de los años 70, a dicha disciplina se sumó el trial “indoor” con un claro propósito: acercar el trial a un mayor número de espectadores. En el también denominado trial bajo techo, disputado en pabellones cubiertos, los obstáculos naturales son reemplazados por otros artificiales como contenedores o bloques de hormigón o de madera.

En ambos casos, una de las peculiaridades que distingue al trial de otras competiciones de las dos ruedas es que los pilotos cuentan con la ayuda de los mochileros. Se trata de asistentes que desempeñan un papel esencial, ya que acompañan a los competidores en su recorrido y les aconsejan para que puedan superar los obstáculos lo más satisfactoriamente posible. Y no sólo eso: teniendo en cuenta que el trial es una modalidad peligrosa –aunque no se dispute a gran velocidad–, también velan por la seguridad de los participantes.

En definitiva, si todavía no has asistido como espectador a una prueba de trial, te recomendamos que acudas a alguna. Así podrás constatar en primera persona que los pilotos son auténticos equilibristas que deben hacer gala de una gran concentración para superar cada obstáculo. Haznos caso: ¡no te arrepentirás!

Motos de trial: principales características

Y ya puestos, te sorprenderá ver de cerca una moto de trial, cuyo concepto es muy diferente al de las motos que habitualmente circulan por nuestras calles y carreteras. En cuanto a los neumáticos de las “trialeras”, tal y como hemos comentado anteriormente y también explicamos en el post “Neumáticos Off-Road”, a diferencia de los desarrollados para el motocross, el enduro o los raids no son sometidos a altas velocidades.

Otra de las principales características de los neumáticos de trial es que funcionan con presiones de inflado muy bajas y que sus tacos han de garantizar una óptima adherencia tanto en pruebas al aire libre como “indoor”. Y en el supuesto de que la moto esté matriculada para circular en la vía pública, tienen que presentar las marcas E –de homologación europea– o DOT –correspondiente al Departamento de Transporte de EEUU– en el flanco.

Pero lo que realmente llama la atención de una moto de trial en el apartado estético es que carece de asiento. Y ello es así porque los pilotos van de pie, apoyados en los estribos, en buena parte de los recorridos que deben completar. Si las motos de trial tuviesen asiento, los competidores perderían movilidad a la hora de superar los obstáculos.

Para este último cometido también es muy importante contar con un motor enérgico. Pero no pienses que una moto de trial es como una de MotoGP. Mientras que las motos que compiten en la categoría reina del Mundial de Velocidad poseen una cilindrada de 1.000 cc y entregan en torno a 250 CV, las cifras de las motos de trial son mucho más modestas: cilindradas que no superan los 300 cc y potencias que no van más allá de 20 CV. Y esto es así porque lo que se desea es una respuesta enérgica a golpe de gas desde bajas revoluciones. Por ello, las mecánicas de trial se asocian con cajas de cambio cuyas marchas tienen desarrollos muy cortos. De esta forma, los pilotos pueden encarar y superar obstáculos que, en ocasiones, son auténticas paredes verticales.

Y a todo lo expuesto, una moto de trial ha de sumar otra característica esencial: ser muy ligera. En este sentido, para que te hagas una idea de las diferencias entre una moto de trial y una de MotoGP, la primera pesa unos 75 kilos, frente a los 157 kilos (mínimos) que exige el reglamento del Mundial de Velocidad.

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Si después de leer el presente post te animas a adquirir una moto de trial, has de saber que si no está matriculada y sólo vas a disfrutar de ella en recintos privados, también debe estar asegurada. Y ello es así porque, al igual que en la vía pública, en dicho supuesto existe la posibilidad de que le causes daños a un tercero o que tú mismo sufras un accidente.

Matriculada o no, en AMV te lo ponemos fácil a la hora de contratar un seguro para tu moto de trial. ¿A qué esperas para consultar tu presupuesto sin compromiso? Calcula ahora el precio de tu seguro de moto de trial a través de nuestro tarificador y contrata la modalidad que mejor se adapta a tus necesidades en sólo 2 minutos y sin moverte de casa. ¡Así de fácil!