Publicado el 13/01/16
En nuestro país existe una gran afición a los vehículos clásicos. Buena muestra de ello es que, durante el año, se celebran varios salones temáticos a lo largo y ancho de la geografía española. Certámenes que suelen registrar una gran afluencia de público y en los que, cada vez más, cobran protagonismo las motos “veteranas” y con ello la restauración de motos clásicas.
En este tipo de ferias es posible adquirir motocicletas de hace unas décadas en perfecto estado, o bien restauradas, listas para disfrutar. Y también todo tipo de recambios para aquellos afortunados que posean una moto clásica o deseen restaurarla.
Documentación
En este último caso, hay que tener en cuenta, en primer lugar, cómo llega la moto a nuestro poder. Puede que sea una herencia familiar y que se conserve la documentación original del vehículo.
Pero si no fuese así, la moto ha tenido distintos propietarios a lo largo de su vida y quien te la vende carece de los correspondientes papeles, deberás iniciar un proceso de trámites para legalizar su situación.
Lo mejor es que te pongas en manos de una gestoría y facilites a sus profesionales el número de matrícula o bastidor de la motocicleta. Ellos se encargarán de solicitar un informe de antecedentes del vehículo a Tráfico para ponerte al día de la situación legal del mismo y, si fuese necesario, asesorarte sobre qué otras gestiones o tramitaciones habrá que llevar a cabo para que, finalmente, seas el nuevo dueño de la moto.
Información del modelo
Una vez legalizada la motocicleta, es aconsejable adquirir un manual de usuario del modelo en cuestión para conocer todos los detalles mecánicos del mismo. Pregunta en librerías especializadas, clubes de motos clásicas o foros. Es una parte muy importante del proceso si lo que pretendes es que el vehículo recupere el esplendor de antaño y que luzca casi como el primer día.
Manos a la obra
Ya posees la documentación y la información de tu moto. Ahora bien: ¿eres un “manitas” y tienes tiempo de llevar a cabo su restauración? ¿Te ves capacitado para ello? ¿Cuentas con la maquinaria y las herramientas necesarias? Si es así, adelante. Lo pasarás realmente bien. De lo contrario, deja que sean especialistas quienes se ocupen del vehículo.
Para empezar, lo suyo es desempolvar la moto y lavarla a conciencia. Y una vez que esté “presentable”, hazle todo tipo de fotografías: desde planos generales hasta capturas de los detalles. No escatimes en este apartado. Las imágenes te serán de gran utilidad si te surge alguna duda al recomponer la motocicleta.
A continuación, te tocará “desarmar” la moto. Ahí te será de gran utilidad el manual de usuario del que hablábamos antes. Una vez agrupadas todas las piezas por partes, podrás hacer una valoración detallada de las que tienes o te faltan. En cuanto a las primeras, deberás seleccionar las útiles y descartar las inservibles. Y una vez realizado un listado detallado, tendrás que buscar lo que necesites en establecimientos dedicados a las motos clásicas o en el mercado de segunda mano.
Mecánica y electricidad
Al tiempo que demandas las piezas necesarias, lleva el motor a un profesional. ¿Cómo estaba antes de desmontar la motocicleta? ¿Trabado o gripado? En este último caso, como te comentamos en otro post, serán necesarias operaciones de rectificado y mecanizado de piezas. Pide un presupuesto y haz números. ¿Merece la pena reparar el propulsor viejo o comprar uno “nuevo”?
Asimismo, es conveniente que dejes en manos especializadas todo lo relativo a los frenos, las suspensiones, el embrague, el encendido y el cableado. Y en un taller también comprobarán si la instrumentación y los mandos de la moto funcionan correctamente. De no ser así, tocará reparar o sustituir estos componentes.
Chapa y pintura
Por último, el proceso de restauración incluye la recuperación del chasis, el depósito de combustible, los guardabarros o las llantas. Normalmente, habrá que lijar, arenar, sellar, moldear, etc., antes de pintar. Y una parte delicada es “resucitar” los cromados, esenciales para que la moto brille y sea la admiración de quienes la contemplen.
Los consejos anteriores sirven perfectamente para este capítulo: si estás en condiciones de llevar a cabo el trabajo, ponte con ello. De lo contrario, delega todas las labores en profesionales.
A disfrutar
Una vez armada la moto y “calzada” con neumáticos a estrenar, vuelve a sacar las fotografías que le hiciste y compara el aspecto del vehículo antes y después. Vaya cambio, ¿eh? Será un gustazo arrancarla y comprobar que todo funciona perfectamente. Eso sí, tómatelo con calma y procura hacerle un rodaje para que, de manera especial, el motor vaya de menos a más.
Confirma en la gestoría o en Tráfico si es necesario realizar algún trámite más, como, por ejemplo, pasar la ITV, antes de disfrutar de la moto legalmente. Y también es interesante, si tiene una antigüedad de 25 años o más, que valores matricularla como vehículo histórico, ya que tiene sus ventajas.
Recuerda que restaurar una moto clásica no es precisamente barato. Dependerá del estado en el que se encuentre y de los trabajos que haya que realizar en ella. Pero, una vez concluido el proceso, habrás recuperado una “joya” mecánica para satisfacción propia y admiración del personal. Sin duda, merece la pena.
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